El color importa. Y mucho. O si no, ¿por qué Coca-Cola se molestó en hacer pasar del rojo al verde a Papá Noel, con lo que cuesta eso?
A efectos de comunicación cómo se genera el color nos importa menos que el efecto que provoca. Los seres humanos hemos atribuido significados que van más allá de la propia apariencia física, efectos que tienen que ver con nuestra percepción, que cambia en función de muchas variables: las experiencias, las expectativas, el estado anímico…
Diversos estudios determinan que el color es capaz de estimular o deprimir, de sugerir actitudes positivas o pasivas, dar la impresión de orden y de desorden, de limpio o sucio, de triste o de contento. Por eso, a la hora de desarrollar la imagen de cualquier marca, es imprescindible tenerlo presente para decidir qué queremos contar y trasmitir.
¿Y qué trasmiten?
La diferencia entre los colores cálidos y fríos tiene que ver con su situación en el espectro electromagnético. Los cálidos se corresponden a una onda larga, y la principal asociación es de tipo térmico; tienen que ver con el sol, el calor, o el fuego, mientras que los de onda corta, los fríos, se asocian con el agua o la frescura. Los colores cálidos dan la sensación de expansión y proporcionan la impresión de mayor tamaño mientras que en los fríos ocurre todo lo contrario. No obstante, no hay que olvidarse de que el color puede tener muchas lecturas en función al contexto, la cultura o la experiencia.
Amarillo: En positivo, luz, alegría, calidez y riqueza. En negativo, envidia, traición o ira. La excesiva presencia puede generar irritabilidad.
Naranja: Entusiasmo, por un lado, pero por otro advertencia o exaltación.
Rojo: Fuerza, impulsividad, alegría y revolución, por un lado. Por el otro, peligro, advertencia o crueldad.
Rosa: Amor, ternura, dulzura. Muchos lo relacionan con la feminidad.
Azul: Limpieza, frescura, tranquilidad e inteligencia. También frío, distancia o tristeza.
Verde: Naturaleza, esperanza, humanidad, pero también veneno o celos.
Violeta: Pasión, lujo o sexualidad. También puede tener que ver con la teología. En la variante púrpura se relaciona con la realeza y la dignidad, así como la melancolía.
Marrón: Calidez, acogedor, gravedad y equilibrio, pero también puede dar la impresión de desánimo, suciedad, aburrido o marchito.
Blanco: Color de la pureza y de la limpieza, la paz y la virtud. Sus lecturas son, sobre todo, positivas.
Negro: El color del lujo y del poder, pero también de la tristeza, el duelo, lo tenebroso o la muerte.
Gris: Colores pasivos, neutrales, sin energía.